El ascenso de la humedad en las paredes se origina por una vinculación directa entre la tierra y la mampostería. Las piedras naturales, ladrillos y bloques fabricados con métodos industriales poseen poros en los cuales la humedad puede ascender. Así, los ladrillos pueden absorber humedad en forma natural, permitiendo que el agua ascienda varios metros, contrarrestando la fuerza de gravedad. La presencia de agua, sales y productos de descomposición orgánicos en la tierra es generalmente mayor que en la mampostería. Por eso, el suelo tiene un potencial eléctrico mayor que la construcción y la naturaleza siempre trata de equilibrar los distintos potenciales.
Solamente puede hacerlo cuando existe contacto entre la tierra y la pared, ya sea por falta de aislación o por defectos de construcción. Cuando las capas impermeabilizantes se vuelven porosas por el envejecimiento de su material o por roturas debido a diversos factores, la humedad que penetra desde la tierra migra a través de los capilares produciendo una carga estática. Las sales se depositan en la superficie de la pared ya que, a raíz de la evaporación, pierde humedad, y permanecen en el lugar. La mayor presencia de eflorescencias se sitúa a la altura de la columna de agua.
A raíz del constante proceso de transporte y evaporación de agua, a lo largo de los años se deposita gran cantidad de diferentes sales en la superficie de la pared destruyendo las pinturas o revoques impermeables, formando ampollas y descascarándose.
La aparición de manchas de humedad ascendente, luego hongos y descascaramientos de revoques y pinturas en una franja horizontal cercana al piso, puede obedecer a varias causas. La más frecuente es una falla en la continuidad del cajón hidrófugo o su ausencia. La humedad que asciende por el revoque con forma de mecha proviene de cañerías embutidas activas o en desuso que, ante una falla mínima de un poro, exudan el líquido lenta y progresivamente.
En las construcciones existentes donde no se haya efectuado debidamente dicha impermeabilización o donde ésta ya no trabaje adecuadamente, generalmente es necesario recomponer la capa impermeable al nivel de piso. Para ello existen diversas soluciones:
Corte de paredes. Consiste en efectuar cortes en la pared, a nivel del piso, de aproximadamente 0,80 m de ancho, cada 0,80 m entre sí, con una altura de 0,20 a 0,25 m. Luego se procede a recomponer la pared en esos sectores con ladrillos asentados con mortero hidrófugo, o a la colocación de algún tipo de membrana o capa impermeabilizante. Este trabajo se hará cuidando de acuñar firmemente los nuevos ladrillos, para evitar asentamientos en el muro. Una vez fraguado, se deberá repetir el mismo proceso en los sectores restantes.
Por último, se revoca la pared de ambos lados con una capa de mortero hidrófugo. Si se colocan zócalos amurados o pegados, se deberá cuidar que el agua no pueda ascender por ellos o por el material usado para amurarlos.
Para efectuar este procedimiento se deben emplear muchos jornales de albañil y se genera mucho escombro, polvo y residuos durante el tiempo de obra. Pero si el trabajo se realiza correctamente, para lo cual se deberá tener mucha precisión en el empalme entre paños reparados, se habrá acabado por completo el problema de humedades por capilaridad.
Inyecciones. Se recompone la impermeabilización del muro mediante la aplicación de un producto líquido que se introduce en la pared.
Luego de retirar las capas de revoque que se encuentren en mal estado, se deben efectuar orificios con mecha de widia de 16 a 25 mm y taladro eléctrico en el muro, de acuerdo al caso particular y según las indicaciones del fabricante, con una separación de 10 cm entre capas y entre perforaciones y entre 15 y 25 cm desde el piso más alto, siempre perforando a 45º hacia abajo.
Luego se introducirá el producto líquido por esos orificios, el cual obturará los poros y capilares de la pared.
Esta solución es muy efectiva y particularmente adecuada para aplicar en muros de ladrillos de espesor hasta 0,30 m. Los trabajos no consumen tanto tiempo como en la solución anterior. Su efectividad depende de la capacidad de absorción de los materiales del muro, debe aplicarse de acuerdo a las indicaciones del fabricante o proveedor, y no es apto para casos donde exista presión freática.
Sistema de electro-ósmosis sin electrodos. Mediante la aplicación de un principio electromagnético, un equipo fuerza al agua contenida en los poros de la mampostería a volver a la tierra.
El sistema se compone de un equipo que emite una frecuencia modulada, sincronizada y mezclada, provocando en la pared un circuito eléctrico de corriente separado que induce un descenso de la línea de potencial cero. De este modo, cambia la carga del campo y como consecuencia los iones son forzados a invertir la dirección de sus movimientos. Así los iones se moverán hacia abajo y arrastrarán en su descenso parte de las sales. El sistema comprende un aparato de control que se instala fuera de la mampostería y un electrodo de potencial propio (jabalina de puesta a tierra). Entre ambos, se aplica una tensión específica que provoca la inversión de la tendencia migratoria capilar (migración del agua en materiales porosos).
Al mismo tiempo, por medio de una antena especial, el aparato de control emite directamente sobre el conjunto una frecuencia modulada periódica y mixta, la cual favorece la velocidad de la deshumidificación. Este método denominado electro-ósmosis activa, requiere mucho menos intensidad de campo, ya que las moléculas de agua son estimuladas simultáneamente y poseen menos propiedades adhesivas. Se elimina la corrosión de los electrodos ya que carece de ellos; y gracias a la potencia de emisión uniforme de hasta 26 milivolts y el mencionado electrodo de potencial propio (jabalina de puesta a tierra) se logra un secado continuo.
La humedad presente en la mampostería, incluyendo las sales disueltas en la misma, migra fuera del campo creado artificialmente por el aparato de control. Una condición obvia es el hecho que el agua se desplaza por donde menos resistencia encuentra. De esta manera, comienza un movimiento migratorio diagonal hacia abajo cuando no encuentra capas impermeables en su camino.
Una gran parte de la humedad llega a la superficie de la pared y se evapora. Cuando se trata de paredes anchas, este proceso puede ocasionar un estancamiento de humedad en la superficie, lo cual puede remediarse con buena ventilación de los ambientes.
También deben tenerse en cuenta las efloraciones de las sales y manchas de humedad que se incrementan en los primeros 6 meses posteriores al comienzo de la deshumidificación. Una parte de las sales arrastradas por la humedad se deposita en y sobre el revoque; de manera que una vez seco, éste debe ser removido. De lo contrario, las sales higroscópicas volverán a absorber humedad del ambiente. Con este equipo colocado se consigue bajar nuevamente la línea de potencial, forzando el agua a volver a la tierra.
Otros procedimientos disponibles y efectivos:
Realizar revoques con morteros sumamente porosos que facilitan la evaporación del agua a través de ellos. La pintura que se aplique debe ser igualmente porosa.
Colocar los revestimientos adecuadamente ventilados para permitir que la humedad contenida se disipe por evaporación en el ambiente.
Fuente: Diario Clarín | Suplemento ARQUITECTURA | 22-03-2011
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